martes, 5 de agosto de 2014

Capitulo IX

Monasterio de San Pablo
Peñafiel, provincia de Valladolid
2013





Sin duda, Gianluca se había convertido en el lazarillo de Nathaniel. Una vez más, lo recogió del largo y frío pasillo y aguardó en sus aposentos hasta que despertase.
Su preocupación aumentaba cada día a pesar de que los médicos le habían dicho que estaba fuera de peligro; pero él estaba seguro de que a su mejor amigo le pasaba algo más grave, por desgracia, que una simple alteración en el tímpano y un catarro de vías altas.
Cogió un poco más de aire para poder dejarlo arropado en la cama y le colocó un paño frío encima de la frente para que se le bajara la fiebre.
Se sentó en la silla y suspiró cansado de todo aquello.
El teléfono del joven comenzó a vibrar, lo abrió y leyó con la mirada cansada:

<<¿Cuándo vienes? Tengo ganas de verte... Gigi, necesito que vengas lo antes posible. Tu hermana está en peligro, llevo varias semanas intentando localizarte, pero no daba contigo; y eso que sabía que podías hablar con ella...>>.

El corazón le fue más deprisa a modo que iba leyendo cada palabra que repiqueteaba con la voz suya en su cabeza.
Le temblaban las manos cuando sin darse cuenta estaba marcando el número de ella.
Un tono... dos tonos... tres tonos... Tenía los nervios a flor de piel y no podía evitar dar vueltas en círculos a la habitación. Podía notar con exactitud la presión que le ejercía en el pecho.
Cuarto tono... Miró a su amigo que se encontraba igual de inconsciente y de respiración normal como antes.

- ¿Sí? - susurró la otra persona desde el auricular.

- Hey amor, ¿cómo estás? Perdona por estos días, he estado muy liado con JN. Cuéntame, ¿qué ocurre?

- Hola cielo... estoy bueno, no lo sé. No te preocupes, lo importante es que él esté mejor. Puf Gigi, es Dorian, no...

- ¿Otra vez ese capullo? Lo que quiere es que le parta las piernas. Dios mío si quiere guerra la va a tener, de eso estoy segurísimo.- interrumpió.

- Amor, sshu... tranquilo, escúchame, ¿estoy aquí, vale? No le ha puesto la mano encima, o al menos que yo sepa, pero le está atormentando. No para de llamarla, de enviarle mensajes, le amenaza... He intentado meterme y hablar con él, pero se pone más agresivo y...

- ¿Para qué coño te metes Kaylee? ¿No ves que te puede dar un guantazo si se le va la pinza?

- ¿Y qué cojones hago Gigi? ¿Me quedo de brazos cruzados esperando a un milagro? Es mi mejor amiga y mi cuñada... No puedo estar aquí sin hacer nada.

- Nena, nena.- tragó saliva, se sentó de nuevo y se llevó la mano que le quedaba libre a la cabeza.- Esto es algo entre el niñato ese y yo. Si quiere pelea la va a tener, me conozco, me conoces, pero él a mí no. No quiero que te vuelvas a meter, ¿me oyes? Nena, ¿me estás entendiendo?

- Sí...- respondió con voz temblorosa la muchacha.

- No me perdonaría nunca si él te hiciera daño porque se cree invencible y yo no estar delante; y mucho menos que toque a mi hermana... Te prometo que intentaré llegar en dos días como mucho. Pero necesito tiempo. Mientras tanto, manteneos alejadas de él. Haced una fiesta de pijamas o algo así.

La interpelada no pudo contener la risa y soltó una carcajada suave.

- Pero, ¿de qué te ríes? - su tono de voz sonó a enfado.

- Ya no somos unas crías Gigi. Ya no hacemos esas cosas.- otra risotada.

- Bueno, lo que hagáis ahora, me has entendido joder.

- Perdón, perdona cielo. Sí, he entendido lo que quieres decirme.

- Vale... Cualquier cosa mantenme informado ¿vale? Da igual la hora que sea, pero por favor, no me dejes al margen. - miró hacia Nathaniel, el joven había comenzado a balbucear, señal de que podía estar soñando.

- Puedes estar tranquilo, sabes que siempre estoy aquí.

Dejó caer la espalda en el respaldo de la silla y cogió aire con fuerzas. Apretó más las mandíbulas y se pegó más el teléfono al oído.

- Dios mío Kayle... Tengo unas ganas de verte, de abrazarte, hablar cara a cara contigo, besarte, dormir contigo, tenerte cerca... Tengo tantas ganas de hacerte el amor...

- ¡Gianluca! - carraspeó entrecortada.- Yo también te echo muchísimo de menos y tengo ganas de estar contigo, pero no me digas por aquí.

- ¿Te has puesto tonta no? - rió de forma pícara.- Hagamos una cosa. Ni tiempo ni nada. Sácame dos vuelos para mañana por la noche, lo envías por correo, lo imprimo y esa misma madrugada estoy allí con JN.

- ¿En... en serio? ¿Me estás vacilando?

¿Cómo voy a bromear con esto? ¿Eres tonta?

Rieron. Los ojos del rubio estaban llenos de brillo, color y alegría. Necesitaba volver a los brazos de su familia, de sus amigos, y sobre todo de ella. A ella le necesitaba más que nunca.
Escuchó el teclear rápido de fondo de su novia y el en silencio su respiración entrecortada y algo rítmica; señal de que estaba llena de felicidad y algo excitada por las frases que le había dicho su pareja anteriormente.
La imaginó con el pelo rizado algo alborotado, el pijama verde corto, el cuál era su favorito, con la pierna izquierda metida debajo del muslo derecho y los ojos como búhos buscando vuelos baratos a tiempo y a la velocidad de un rayo.
La sonrisa se tornó a curva y volvió a mirar una vez más a su amigo, el cuál le observaba con los ojos entre cerrados. Tapó el teléfono y murmuró:

- ¿Llevas mucho despierto?

Negó con la cabeza y volvió a cerrar los ojos.

- Tómate la medicación ahora mismo JN, o sino te juro que...

- Listo amor. Te veo mañana.

- Buenas noches cariño. Descansa. Ah, y recuerda que te quiero.

- Nunca lo olvidaré. Te quiero.

Se quedó perplejo ante la pantalla cuando vio que la llamada había finalizado. Sacudió la cabeza e inmediatamente se sentó al lado de Nathaniel con un vaso de agua y la pastilla. Le quitó el paño aún húmedo y lo depositó encima de la mesita de noche.

- Hermano, necesito que te tomes esto y mejores en menos que decir amén, porque mañana mismo estaremos volando a Holanda, así que tú mismo. O por las buenas o por las malas, pero tú te vienes conmigo.

La saliva se le fue al otro lado de la garganta y comenzó a toser. Gianluca le ofreció el vaso de agua y el mientras se incorporaba lo fue tomando.

- ¿Mañana? ¿Te estás escuchando? No vamos a poder salir de aquí ni de coña. Se te ha ido la cabeza.

- Hey, hey... tu futura cuñada se ha encargado de los billetes y ahora el hermano Gigi hace el resto. Take it easy, little. Take it easy. - le guiñó un ojo y le dio un codazo con suavidad.

Nathaniel jugó con la pastilla entre sus dedos y dubitativo meditó sobre si debía de tomarla o no. 
De reojo vio a su mejor amigo y por un momento imaginó que era Leoni a quién tenía al lado y le pedía ayuda. Eso fue justo el empujoncito que necesitaba para decidirse a tomarla o no y reaccionar.

- ¿A qué hora tenemos el vuelo?

El rubio le dedicó una mirada y añadió:

- ¡Sí! ¡Ese es mi chico!

Fue tanta la emoción que guardaba Gianluca, que le fue imposible no abrazar a su mejor amigo unas cuántas veces mientras se reía como un niño pequeño como cuando le dan su juguete favorito.

- Aún no lo sé, pero tendremos que ir de compras antes. No pienso presentarme así para ver a mi novia. Le daría algo.

- ¿Y cómo piensas arreglar el follón en el que nos has metido?

- Tranquilo, todo bajo control. Tú ahora descansa ¿de acuerdo? ¿Te encuentras mejor?

- Sí, no sé qué me ha podido pasar... Iba tranquilamente volviendo a mi habitación y de pronto...

- JN, no pasa nada. No les des más vueltas, estás a salvo y eso es lo que importa. Nos vemos en un par de horas, descansa.

- Bu... buenas noches Gigi, descansa.

"Estaba anonadado. Esa noche no pegué ojo de pensar una y otra vez que vería por fin a Leoni en persona y que quizás encontraríamos remedio para lo que nos pasaba. Estaba triste por tener que despedirme de mi familia y estar sin verla durante algunos meses. Me encontré nervioso con la explicación que le dio Gianluca al Padre Mayor y el por qué debía yo de ir con él. El pulso aumentó cuando nos fuimos de compras y la gente se nos quedaba mirando. Hubo dos reacciones. Al vernos con las sotanas, las personas nos observaban con desconfianza y se les escapó alguna que otra risita a modo de burla; pero luego cuando salimos de los probadores con la ropa nueva comprada y ya puesta, más de uno se le escapó un gesto o sonido de admiración.
Noté como mis mejillas se encendían en ese momento y también cuando monté por primera vez en el avión.
El viaje fue muy tranquilo y disfrutamos de ello, pudimos hacernos varias fotos y vídeos y nos reímos como dos críos a causa de los nervios.
Luego, el corazón me fue a mil por hora y notaba algún que otro sudor frío en la frente. Ahí estábamos nosotros, bajando del avión, pasando la revisión, recogiendo las maletas y esperando a alguna cara familiar de Gianluca.
No sé cuántos segundos o minutos fueron, pero a mi modo de vista, todo fue a cámara lenta. Vi como Kaylee fue corriendo a los brazos de Gianluca y éste la subía encima suya para besarla mientras ésta lloraba de felicidad y más de una vez él le daba un lametón a sus lágrimas.
Fue tan tierna y conmovedora la escena que se me formó un nudo en la garganta, pero de la misma forma que llegó, se desvaneció.
Allí estaba ella, con su pelo rubio ondulado, los vaqueros altos ceñidos, unas camisa coral y las cuñas marrones.
Se acercó a mí riendo y dijo:

- Perdona a los tortolitos. Encantada de conocerte soy Leoni, la hermana pequeña de Gigi. Supongo que debes de ser Nathan. Me ha hablado mucho de ti..."



Missy Slyon





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